Música Clásica

miércoles, 26 de diciembre de 2012

¿QUE ES LA DEPRESIÓN?




La depresión es una enfermedad psiquiátrica crónica, extremamente común, caracterizada por una alteración del humor del paciente, dejándolo más triste de lo normal, desanimado, sin energía, con baja autoestima y con dificultad de lidiar con su vida personal y profesional.

La depresión fue una enfermedad muy mal comprendida durante décadas, lo que llevó a interpretaciones equivocadas sobre sus causas y síntomas, provocando una estigmatización de sus portadores. Hasta hoy, es común encontrarnos con personas deprimidas que no aceptan su diagnóstico o familiares/amigos que tratan al paciente deprimido como alguien mentalmente débil, incapaz de superar las dificultades de la vida. No se debe tratar al paciente deprimido como alguien simplemente triste, incapaz de reaccionar.

Más que un simple ataque de tristeza, la depresión no es una debilidad o falta de disciplina, ni es algo que el paciente pueda simplemente resolver sólo por voluntad propia. Para el deprimido, dejar de estar triste no es como lo que le sucede al fumador, que pretende dejar el cigarrillo. No es cuestión de tomar una decisión y mantenerse fiel a ella. La depresión es una enfermedad crónica que generalmente requiere tratamiento a largo plazo, como son las diabetes o la hipertensión. Así como nadie deja de ser diabético sólo por fuerza de voluntad y pensamiento positivo, la depresión también necesita ayuda médica para ser controlada.

La depresión puede surgir en cualquier fase de la vida, dese la infancia hasta la tercera edad. Es una enfermedad tan común que se estima que el 12% de los hombres y hasta el 25% de las mujeres presentan algún grado de depresión a lo lado de sus vidas.

La depresión es dos veces más común en mujeres que en hombres y es más común en adultos jóvenes que en los ancianos.

DIFERENCIA ENTRE TRISTEZA Y DEPRESIÓN:

El término deprimido es muchas veces usado como sinónimo de triste. Tristeza y depresión son cosas diferentes. En realidad, la tristeza suele ser uno de los síntomas de la depresión, pero no basta para su diagnóstico.

La tristeza es una reacción normal y esperada para muchas situaciones, como la muerte de un ser querido, el fin de una relación amorosa, pérdida del empleo, etc. Es completamente normal que el individuo pase algunos días o semanas tristes después de situaciones de pérdida. Esto no es depresión.

Para ser depresión, el cuadro de tristeza tiene que ser prolongado y por encima de lo normal, lo suficiente como para interferir en las actividades diarias de la persona, reduciendo la capacidad de cuidar de sí mismo, afectando las relaciones, perjudicando sus atribuciones profesionales, etc. Si usted pierde un pariente y se siente triste por semanas, eso es normal. Pero si la tristeza es tan intensa que muchas semanas después de la pérdida usted aún no logró retomar su vida en las cosas básicas, como trabajar, mantener la higiene personal, cuidar de la casa, entonces eso puede ser depresión.

En la tristeza, el individuo suele presentar periodos de mejoría a lo largo del día, logrando olvidar por momentos la causa de su tristeza, como, por ejemplo, durante la visita de una persona querida. En la depresión, el sentimiento es continuo y no se alivia con la ayuda de los demás. La depresión suele también provocar un sentimiento de culpa, pero sin motivo aparente. El deprimido siente una pesada culpa, pero no sabe explicar bien por qué.

Vale destacar que el paciente deprimido no siempre presenta ante los amigos y la familia el clásico comportamiento de tristeza excesiva. La depresión puede ser más sutil, manifestándose como pérdida del interés en actividades que antes eran placenteras, ausencia de planes para el futuro, alteraciones del padrón del sueño, aislamiento social y baja autoestima. Para estar deprimido, no es necesario pasar el día entero en cama, llorando.

La tristeza siempre tiene una causa, la depresión no. Obviamente, el fallecimiento de una persona próxima puede desencadenar una depresión, pero no siempre las situaciones tristes necesitan ocurrir para que el individuo inicie un cuadro de depresión.

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