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sábado, 29 de diciembre de 2012
ANEMIA: SÍNTOMAS Y CAUSAS
La anemia es uno de los disturbios más frecuentes en la medicina. A pesar de ser una condición común, muchas veces es mal diagnosticada, mal tratada y casi siempre mal explicada a los pacientes. En este texto vamos a explicar qué es la anemia y cuáles son sus causas y síntomas.
¿Qué es la anemia?Popularmente la anemia es conocida como «falta de sangre». En realidad, este concepto no está del todo equivocado, pero podemos ser un poco más precisos. Anemia es la reducción del número de glóbulos rojos (también llamados de hematíes o eritrocitos) en la sangre. Los hematíes son las células que transportan el oxígeno, llevándolo hacia todos los órganos y tejidos del cuerpo.
Para que resulte más fácil, vamos a explicar de qué está hecha la sangre:
La sangre puede ser dividida didácticamente en dos partes: plasma y células.
El plasma sanguíneo es la parte líquida correspondiente al 55% del volumen total de la sangre. El plasma es básicamente agua (92%), con algunos nutrientes diluidos, como proteínas, anticuerpos, encimas, glucosa, sales minerales, hormonas, etc.El otro 45% de la sangre son compuestos por células: hematíes, leucocitos y plaquetas. De estas células, 99% son hematíes.
La anemia surge cuando el porcentaje de hematíes en la sangre queda reducido, dejándolo más diluido (las causas serán explicadas más adelante).
El diagnóstico de la anemia se hace básicamente por la medición de los hematíes en la sangre, realizada a través de un examen de sangre llamado hemograma . En la práctica, la medición de los hematíes se hace a través de los valores del hematocrito y de la hemoglobina.
Para entender cómo se diagnostica una anemia es necesario estar familiarizado con los términos hematocrito y hemoglobina.
¿Qué es el hematocrito y la hemoglobina?
Hematocrito
El hematocrito es el porcentaje de la sangre que es ocupado por los hematíes (glóbulos rojos). El hematocrito normal queda alrededor del 40%-45%, indicando que el 40%-45% de la sangre son compuestos por hematíes.
Los hematíes son producidos en la médula ósea y tienen una vida de apenas 120 días. Los hematíes viejos son destruidos por el bazo (órgano situado a la izquierda en nuestra cavidad abdominal). Eso significa que después de cuatro meses nuestros hematíes fueron, todos, renovados. La producción y la destrucción de los hematíes son constantes, de tal manera que se mantiene siempre un número estable de hematíes circulantes en la sangre.
Hemoglobina
La hemoglobina es una molécula portadora de hierro que se encuentra dentro del hematíe. La hemoglobina es el componente más importante del hematíe por ser la responsable por el transporte de oxígeno por la sangre.
El hierro es un elemento esencial de la hemoglobina. Las personas con carencia de hierro no logran producir hemoglobinas, que a su vez son necesarias para la producción de los hematíes. Por lo tanto, una disminución de las hemoglobinas obligatoriamente lleva a una disminución de los hematíes, es decir, a la anemia.
En la práctica, la medición de hemoglobina acaba siendo la más precisa en la evaluación de una anemia, ya que el hematocrito puede ser influido por una sangre más o menos diluida.
Diagnóstico de la anemia
El diagnóstico de la anemia se hace cuando los valores de la hemoglobina y del hematocrito están por debajo del valor de referencia:
Hematocrito normal= 42%-54% en los hombres o 35%-47% en las mujeres.
Hemoglobina normal= 13-17 g/dL en los hombres o 12-16 g/dL en las mujeres.
Por lo tanto, estamos frente a una anemia cuando los valores se encuentran debajo de lo indicado arriba. Es importante destacar que los valores de referencia pueden variar de un laboratorio a otro, y resultados un poco debajo de lo normal deben ser interpretados por su médico, ya que no necesariamente indican enfermedad. Las mujeres con gran flujo menstrual pueden tener valores menores que estos, sin causar daño alguno a la salud. Una leve anemia en las mujeres podría no tener relevancia clínica.
Causas de la anemia
La anemia tiene tres causas básicas:
Poca producción de hematíes por la médula ósea.
Elevada destrucción de hematíes por el cuerpo.
Pérdida de hematíes y hierro a través de sangrados.
EL CONCEPTO MÁS IMPORTANTE QUE DEBE SER APRENDIDO ES QUE LA ANEMIA NO ES UNA ENFERMEDAD, SINO UNA SEÑAL DE ENFERMEDAD. Al enfrentarse a un hemograma que evidencia una anemia, el médico debe investigar cuál de las tres causas mencionadas arriba es la responsable por el cuadro. No basta prescribir hierro y creer que con ello bastará.
Ejemplos de causas de anemia que no se resuelven apenas con reposición de hierro:
Un cáncer de intestino puede causar sangrados y pérdida de hematíes, generando anemia. Esta anemia es causada por la pérdida de sangre y, pese que el paciente realmente tiene carencia de hierro, una simple reposición no estancará el sangrado, ni tratará el tumor. En realidad, reponer hierro sin investigar la causa de la anemia puede mejorar los valores del hematocrito temporalmente, dando la falsa impresión de que el problema está resuelto, lo cual sólo atrasará el diagnóstico final.
Una infección que afecta a la médula ósea impide la producción de hematíes, causando anemia. La anemia, en este caso, ocurre por falta de producción de hematíes en la médula. Del mismo modo, reponer hierro no tratará la causa.
Un medicamento que sea tóxico para los hematíes y cause su destrucción antes de 120 días, también produce anemia. La anemia por rápida destrucción de los hematíes tampoco debe ser tratada con hierro.
Por lo tanto, el simple diagnóstico de anemia no cierra la investigación. Por el contrario, es apenas el primer paso para obtener el diagnóstico final. Si el paciente tiene una anemia, existe una causa detrás.
La reposición de hierro sólo está indicada en los casos de anemia por carencia de hierro, llamada de anemia ferropriva. Aun así, la reposición no elimina la necesidad de investigar lo que está causando la pérdida de hierro. El paciente puede perder sangre por úlceras en el estómago, tumores en el intestino, sangrado vaginal, etc.
Abajo, una demostración del número de enfermedades que pueden causar anemia y quedarían sin diagnóstico si no fuesen investigadas:
Neoplasias.
Insuficiencia renal.
Leucemias.
Linfomas.
Mieloma múltiple.
Enfermedades del tracto gastrointestinal.
Hipotiroidismo.
Deficiencias de vitaminas como B12 y ácido fólico.
Toxicidad de la médula ósea por drogas.
Enfermedad del hígado.
Infecciones.
Lupus.
Síndrome hemolítico urémico.
SIDA.
Alcoholismo.
Sangrado digestivo.
En realidad, cualquier enfermedad que curse con inflamación crónica puede inhibir la función de la médula ósea y cursar con la caída de los hematíes, una situación que llamamos de anemia de enfermedad crónica. Por lo tanto, cualquier enfermedad más dilatada puede causar anemia.
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