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Música Clásica
martes, 12 de febrero de 2013
DIABETES MELLITUS
El nombre de la diabetes mellitus, hoy más conocida simplemente como diabetes, fue asignado por los romanos y los griegos. La palabra “mellitus” significa “dulce” en Latín. Al parecer, los romanos descubrieron esta enfermedad bebiendo la orina de los pacientes para detectar si era más dulce.
Los griegos por su parte, se dieron cuenta de que quienes tenían la orina más dulce, también eliminaban líquidos tan pronto como los tomaban. Entonces dijeron la palabra “diabetes” que en griego significa “sifón”. Es decir que diabetes mellitus es algo así como “sifón dulce”.
¿Qué es?
Comúnmente conocida como diabetes, esta enfermedad se desarrolla cuando el páncreas o deja de producir insulina, o no produce suficiente cantidad de esta hormona, o la que produce no funciona bien. La insulina es una hormona producida por el páncreas que le ayuda a las células a extraer la glucosa (un tipo de azúcar). La glucosa en la sangre se utiliza como fuente de energía. La insulina es como un mensajero que lleva un encargo importante, la glucosa, y va tocando a la puerta de las células para que éstas reciban su pedido. En pocas palabras, la insulina es quien regula los niveles de glucosa o azúcar en la sangre. La diabetes mellitus se presenta cuando el páncreas no produce esta hormona en cantidades suficientes o cuando las células del cuerpo desarrollan una resistencia a ella, o “no la dejan entrar”. En cualquier caso, el efecto es el mismo: los niveles de glucosa en la sangre aumentan.
Existen dos tipos de diabetes :
Diabetes tipo 1: Antes se le conocía como “diabetes juvenil” porque por lo general aparece antes de los 35 años, también se le conoce como “diabetes insulino-dependiente”porque la gente necesita inyectarse insulina todos los días para poder metabolizar los alimentos que consumen y depende de ella para vivir. En este tipo de diabetes el páncreas o no produce insulina o produce muy poca. Aunque aún se desconoce exactamente qué la causa, se sabe que el propio sistema de defensa de la persona (sistema inmunológico) ataca y destruye las células productoras de insulina (células beta) y éstas no pueden producir más insulina.
Diabetes tipo 2: Es la forma más común de diabetes y por lo general se desarrolla en las personas de mayores de 40 años. En esta forma de diabetes, lo que sucede es que las células del cuerpo desarrollan resistencia gradual a los efectos de la insulina.
Normalmente, cuando la insulina llega a una célula, manda una señal al interior de esta para que los “transportadores de glucosa” la conduzcan hacia el interior de la célula. Sin embargo, cuando hay resistencia, esta señal es bloqueada y las células no pueden tomar suficiente glucosa de la sangre. Esto ocasiona que los niveles de azúcar en la sangre se eleven, lo cual hace que el páncreas produzca más insulina. Las células beta (del páncreas) se esfuerzan demasiado, y esto produce que eventualmente se desgasten y mueran. Lo más grave de todo, es que no son reemplazables. La causa de este tipo de diabetes está relacionada con la obesidad y con factores genéticos. Tres de cada cuatro personas que padecen este tipo de diabetes, sufren de sobrepeso. El factor hereditario es muy común entre los hispanos.
Gestacional: Se presenta durante el embarazo, por lo general después de que han pasado 20 semanas de gestación. Ocurre cuando las hormonas que produce la placenta para mantener el embarazo se elevan, y el páncreas de la mujer embarazada no puede producir suficiente insulina ya que esas hormonas hacen a las células más resistentes a la insulina.
Lo bueno es que este tipo de diabetes desaparece generalmente después de haber dado a luz, lo malo es que las mujeres que la han padecido tienen más predisposición de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro. El riesgo más grande de contraerla lo tienen las mujeres que dieron a luz a un niño que pese más de 9 libras, tienen más de 30 años, son obesas o tienen algún familiar con diabetes mellitus.
Síntomas:
Hay una variedad de síntomas que se presentan con la diabetes. Algunos se deben a la elevación del azúcar en sangre, otros se deben al daño que esta enfermedad causa en los distintos órganos del cuerpo (los ojos, los riñones, el sistema cardiovascular, el sistema nervioso) a lo largo del tiempo. Entre los síntomas de la diabetes tipo 1 y 2 están:
• Mucha sed
• Orinar con frecuencia
• Mucha hambre
• Pérdida de peso
• Debilidad y somnolencia
• Cambios en la visión o visión borrosa
• Náuseas y vómito
• Cansancio
• Infecciones frecuentes o de curación lenta
• Disfunción eréctil
Es necesario aclarar que los síntomas de la diabetes tipo 1 típicamente son más
repentinos. Es decir, en el curso de pocos días, la persona con diabetes tipo 1 empieza a orinar más, nota mucha sed y se puede deshidratar debido a la cantidad de líquido que pierde en la orina y, a veces, el vómito. Es común que estas personas puedan desmayarse, entrar en coma y en algunos casos, pueden morir si no se tratan rápidamente. Por otro lado, los síntomas de la diabetes tipo 2 se van desarrollando a través del tiempo y es poco a poco que van volviéndose más severos. Por un largo período (pueden pasar años) el páncreas trabaja el doble, y los síntomas se presentan cuando ya las células están gastadas.
Causas
La diabetes tipo 1, no se puede prevenir, pues las causas no son claras. Se dice que es probable que hay personas genéticamente predispuestas a desarrollar enfermedades auto inmunes (como es el caso de este tipo de diabetes) que se desencadenan cuando están expuestas a un virus. Otra teorías apuntan a que ciertas toxinas la pueden producir.
Los investigadores siguen haciendo estudios para determinar a ciencia cierta la causa.
La diabetes tipo 2 por el contrario, puede prevenirse, o al menos, retrasarse, si se
conocen los factores de riesgo: ser obeso e hispano son dos de los ingredientes claves en esta receta. Así que lo ideal es aprender a llevar una alimentación sana desde pequeños, hacer ejercicio y mantener un peso saludable.
sábado, 2 de febrero de 2013
TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL
El mejor tratamiento de la hipertensión es una buena prevención que evite su aparición. Para ello es fundamental seguir un estilo de vida cardiosaludable:
-No fumar. El tabaco aumenta la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Además, las personas hipertensas fumadoras multiplican el efecto perjudicial del tabaco. Dejar de fumar tiene unos efectos positivos superiores a cualquier medicación para la hipertensión.
-Cuidado con el alcohol. El consumo moderado de alcohol (un vaso de vino al día en las comidas) puede ser beneficioso, pero si es excesivo provoca el incremento de la presión arterial y otras alteraciones perjudiciales el corazón y otros órganos.
-Controla tu peso. El sobrepeso es una causa de hipertensión. Rebajarlo reduce la presión arterial y disminuye el riesgo cardiovascular y de diabetes.
Ejercicio. La realización de ejercicio físico regular consigue bajar las cifras de presión arterial. Además, aumenta la masa muscular y la capacidad de esfuerzo, ayuda a controlar el peso y logra disminuir el riesgo cardiovascular.
-Practicar una dieta cardiosaludable. Los hipertensos deben disminuir el consumo de sal y alimentos que la contengan. También es necesario consumir frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y otros cereales. Por último, usar aceite de oliva como grasa principal e incrementar la ingesta de aves y pescado en detrimento de las carnes rojas.
-Tratamiento farmacológico. Si eres hipertenso no puedes conformarte con las recomendaciones anteriores, ya que es posible que debas seguir un tratamiento farmacológico. Los resultados no siempre reflejan una reducción inmediata de la presión arterial, así que es necesario esperar un poco antes de plantearle al médico un cambio de medicación. Los fármacos antihipertensivos están agrupados en varios tipos:
Diuréticos.
Inhibidores del sistema renina angiotensina (IECA).
Antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA-II)
Calcioantagonistas.
Betabloqueantes.
Asociación de fármacos.
Los pacientes que siguen un tratamiento antihipertensivo deben tener en cuenta estos consejos:
-Aunque la presión arterial se haya normalizado no hay que dejar de tomar la medicación nunca.
-Cumplir estrictamente el tratamiento e intentar mantener siempre el horario de ingesta de las pastillas.
-Consulta al doctor si el tratamiento no obtiene resultados, ya que a veces es necesario asociar varios fármacos para controlar la presión arterial. Revisa también la dieta por si algún alimento (por ejemplo, la sal) está impidiendo el efecto antihipertensivo de la medicación.
-El tratamiento debe compatibilizarse siempre con el estilo de vida cardiosaludable.
-Vigila el resto de los factores de riesgo, ya que si no, tus buenas cifras de presión arterial no servirán de mucho.
CLASIFICACIÓN DE LA TENSIÓN ARTERIAL
¿Cuáles son los niveles normales de presión arterial?
-PRESIÓN ARTERIAL NORMAL:
PAS: Menor de 120 mmHg y PAD : Menor de 80 mmHg
Cifras más bajas también pueden considerarse normales, siempre que no provoquen ningún síntoma.
-PREHIPERTENSIÓN ( Las personas que se encuentran en esta categoría corren el riesgo de sufrir Hipertensión Arterial en un periodo menor de 10 años. Por eso es su importancia).
PAS: 120-139 mmHg y PAD: 80-89 mmHg
-HIPERTENSIÓN ESTADÍO 1:
PAS: 140- 159 mmHg y PAD: 90-99 mmHg
-HIPERTENSIÓN ESTADÍO 2:
PAS: Mayor de 160 mmHg y PAD: Mayor de 100 mmHg
*PAS: Presión Arterial Sistólica.
*PAD: Presión Arterial Diastólica.
¿Cómo se mide?
La presión arterial se mide mediante unos aparatos llamados esfingomanómetros, popularmente conocidos como tensiómetros, que deben someterse a las validaciones y homologaciones reglamentarias. Para que la medida obtenida sea correcta debes seguir una serie de indicaciones:
Como la presión arterial cambia a lo largo del día y de la noche, haz la medición siempre a la misma hora.
Busca una habitación tranquila, sin ruidos ni interrupciones.
Debes estar relajado. No beber, comer, fumar ni hacer ejercicio físico la media hora anterior.
Reposa 5 minutos antes de la toma.
Siéntate cómodamente con la espalda apoyada en el respaldo de la silla, no cruces las piernas y quítate la ropa que pueda oprimirte el brazo.
Si el tensiómetro es de brazo, coloca el manguito dos o tres centímetros por encima del codo. Deja la palma de la mano boca arriba y el codo lígeramente flexionado a la altura del corazón.
Si el tensiómetro es de muñeca, pon la muñequera a la altura del corazón.
No hables durante la medición.
Realiza dos mediciones separadas al menos dos minutos y quédate con el resultado de la media de ambas.
Apunta los valores obtenidos para informar a tu médico.
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
El corazón ejerce presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano. Esta acción es lo que se conoce como presión arterial. La presión máxima se obtiene en cada contracción del corazón y la mínima, con cada relajación.
Esta enfermedad puede pasar inadvertida y es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.
¿Por qué es un factor de riesgo?
- La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias.
- En aquellos pacientes que ya han tenido un problema cardiovascular, la hipertensión puede intensificar el daño.
- Propicia la arterioesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). En el peor de los casos, la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación (aneurisma) o rotura (lo que inevitablemente causa la muerte).
¿Cómo afecta la presión arterial al cerebro?
Cuando las arterias se vuelven rígidas y estrechas, el riego sanguíneo resulta insuficiente y provoca la aparición de infartos cerebrales (ictus o accidente vascular cerebral isquémico). La elevación de la presión arterial también puede causar la rotura de una arteria y ocasionar una hemorragia cerebral (ictus o accidente vascular cerebral hemorrágico).
¿Cómo afecta la presión arterial a los riñones?
La hipertensión causa rigidez en las arterias que suministran la sangre a los riñones. Pero también perjudica al propio riñón, lo que puede desembocar en una insuficiencia renal que incluso requiera diálisis. Por otro lado, si el riñón resulta dañado se puede producir un aumento de la presión arterial.
¿Cómo afecta la presión arterial a otros órganos?
Si afecta a las arterias de las piernas causa dolor al caminar.
Si daña las arterias de la retina provoca alteraciones en la visión.
En los hombres puede ser causa de impotencia.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en un sencillo procedimiento de medición, aunque en algunos casos son necesarias otras pruebas como el holter de presión arterial. Es imprescindible completar el estudio con un análisis de laboratorio (de sangre y orina) y un electrocardiograma. Para facilitar un diagnóstico es muy importante tener presente estas recomendaciones:
-La hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida.
-Es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.
-Hay predisposición familiar, aunque se da también en personas sin antecedentes.
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